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Decía Gabriel Celaya (poeta español) que “La poesía es un arma cargada de futuro”. Esa futuridad, esa potencialidad casi infinita de producir sentidos es compartida por el libro que se abre con estas palabras. Porque quienes acá escriben tienen la mirada inaugural de los jóvenes y no tanto, pero que comparten la capacidad y la vocación por recorrer caminos novedosos; porque participar en un libro con un proyecto de investigación personal y, a la vez, colectivo es apostar hacia un mañana, es intervenir los días venideros con las voces y las promesas de un ahora, por todo ello, el libro es un mapa de un mundo semiótico aún no recorrido, cargado de promesas y utopías ancladas en un territorio propio: el Noroeste Argentino. Y eso no es poco, en estos tiempos de desencantos, disoluciones, desanclajes vitales y territoriales.